Miedo a alquilar mi piso por impago del inquilino.
Es normal tener temor a alquilar nuestra propiedad y que el inquilino no pague la renta y los suministros y gastos a los que se obligue, pero como todo en la vida, el panorama de un propietario que alquila su piso o local no es tan malo como lo pintan, pues alquilándolo de una manera diligente y responsable normalmente el alquiler cuenta con suficientes garantías como para ser positivo para ambas partes, tanto arrendadora como arrendataria.
Se oyen muchos casos de inquilinos que están alquilados pero sin pagar años, que destrozan los pisos... etc, y es como todo en la vida, "haberlos, haylos", pero no es tan malo el panorama como se pinta. La mayoría de las personas son buenas y no único que hay que hacer es requerir las suficientes garantías. Se deben de pedir nóminas o avales para comprobar la efectiva solvencia del inquilino. También existe la posibilidad de contratar seguros de garantía de pago. ¿Merece la pena concertar dichos seguros?. Desde nuestro punto de vista como todo en la vida, si afortunadamente no hay ninguna incidencia no será necesario, pero para el caso de que exista una incidencia de impago será muy útil su cobertura.
Siempre es positivo tener la tranquilidad de que el alquiler no conllevará impagos pero ello supondrá un coste añadido. Cada persona deberá de valorar su situación. En muchos casos las malas experiencias crean un prejuicio que no es real. Existe muy mala práctica y un sector de la sociedad que sistemáticamente se dedica a alquilar viviendas e impagarlas, yendo de un alquiler a otro de una manera tremendamente desconsiderada. No por existir este tipo de personas, que afortunadamente son una minoría se debe de tener el miedo a que nos ocurra a nosotros, pues la incidencia de impago es menor al 5% de los alquileres, que precisamente coincide con los contratos de alquiler que se conciertan sin reparar un mínimo de diligencia.
No hay un perfil de inquilino moroso e insolvente y tampoco se debe alegar "mala suerte", pues está comprobado de que cuando se alquila una propiedad a una persona, o a ser posible varías, que cuentan con ingresos propios y así lo acreditan, suele salir bien la contratación para ambas partes.